El vehiculo eléctrico no necesita combustible para funcionar, ya que convierte la electricidad que consume en energía gracias a su motor. Más del 90% de la energía que consumen este tipo de vehículos se convierte en movimiento, lo que supone una eficiencia energética superior al térmico e incluso al híbrido. Además, los vehículos eléctricos respetan la calidad del aire ya que no emiten gases nocivos, uno de los principales problemas de la contaminación actual del medio ambiente.

Los vehículos eléctricos han demostrado ser tan seguros o más seguros que los vehículos tradicionales. Tienden a tener un centro de gravedad más bajo que evita vuelcos, es menos probable que se incendien o experimenten explosiones internas, y sus zonas de deformación están optimizadas para absorber mejor las colisiones, lo que mantiene a los ocupantes más seguros.

Debido a que los vehículos de combustión producen vibraciones constantes del motor, la fatiga del conductor aumenta en viajes más largos. Los motores eléctricos tienen una parte móvil que no produce vibraciones y son muy silenciosos, lo que genera menos fatiga y menos riesgo para el conductor en general.

Los vehículos eléctricos no requieren cambios de aceite y un mantenimiento mínimo. Hay muchas menos partes móviles que un motor de combustión tradicional que incluyen sistemas de escape, motores de arranque, radiadores y sistemas de inyección de combustible, y más. Esto, a su vez, genera menos visitas de servicio y un menor costo total de propiedad.